Así en la mente como en el cuerpo.

Algunas estrategias de cambio de la Programación Neurolingüística

Así pensamos así actuamos

Es fácil observar nuestra conducta y decir muchas cosas sobre ella: medirla, opinar, evaluarla, criticarla o enorgullecernos de ella, etc. Sin embargo, cuando detectamos una conducta propia que nos incomoda (¡todos las tenemos!) no es tan fácil cambiarla, por mucho que lo deseemos. Para algunos es fumar, para otros ser impuntual, hay mil ejemplos.

Consideramos que el pensamiento antecede a la acción. En verdad es más adecuado hablar, no de pensamiento, sino de representación interna. Es una denominación mucho más completa e íntegra que implica muchos más factores en juego. Entonces: si queremos cambiar una conducta una posibilidad es abordar primero la representación interna que la genera. Esto abre un amplio abanico de nuevas posibilidades.

El primer paso es realizar un profundo trabajo introspectivo para identificar cuál es esa representación que dispara la conducta indeseada. Esto de por sí implica un proceso que podríamos llamar de ensayo y error: tal vez aquello que en principio nos parece el origen de la conducta en verdad no lo es. Quizás tengamos que indagar en una segunda o tercera instancia (o aún más) hasta encontrar ese pensamiento condicionante.

Y aquí descubrimos que ese patrón de pensamiento puede expresarse de muchas formas: una imagen, una frase que se repite una y otra vez en nuestro interior o una sensación corporal. Lo interesante es focalizarse en ese modo particular de expresión… y modificarlo.

El cambio

Una vez detectada la representación, la PNL propone realizar cambios deliberados en ella. El carácter de los cambios es muy amplio e invita a la creatividad. Hay dos caminos para la transformación:

1.     Cambiar el contenido de la representación

Modificar algo de lo que está ahí presente en nuestra mente. Es el Qué.

 

Ejemplo Auditivo: si es una frase X dicha una y mil veces en nuestro diálogo interno, entonces deliberadamente construimos, redactamos, una frase Y distinta, potenciadora y… nos la repetimos una y mil veces.

Jamás voy a poder aprender inglés’ se puede transformar en ‘siendo niño aprendí a hablar castellano, la capacidad para aprender un idioma la tengo, por lo tanto puedo poner en juego la misma capacidad para aprender inglés’ (o cualquier otra opción, el diseño adecuado de la frase es importante y sólo puede ser evaluada por la misma persona, hasta dar con la frase apropiada).

Parece una receta simplista pero tiene un poder increíble. Funciona exactamente igual que los Mantras en la meditación, con la diferencia que los Mantras suelen no estar en castellano. Aquí sí proponemos una frase identificable en nuestro idioma.

 

Ejemplo Visual: cambiamos algo o el todo de la imagen que hay en nuestra mente.

Me veo a mi mismo llegando tarde a la reunión’ se puede cambiar por ‘me veo a mi mismo bañándome, vistiéndome y saliendo de casa 20 minutos antes de lo habitual’. Una vez más vale la aclaración, el contenido de la imagen debe ser el adecuado para potenciar los recursos que lleven al cambio. Y sólo nosotros mismos, íntimamente, podemos chequear su efectividad.

 

2.     Cambiar una cualidad de la representación

¿Qué quiere decir? Que podemos cambiar el modo en que se nos presenta en nuestra mente la representación interna. Es como cambiar la resolución, el contraste o el color del monitor. La imagen que está en la pantalla, en si es la misma, pero se la percibe distinto. Es el Cómo.

 

Ejemplo Visual: si mi representación interna es una imagen en colores, la puedo ‘poner’ mentalmente en blanco y negro –o viceversa-; si la veo cerca de mis ojos,  enorme, la puedo alejar hasta que se haga muy pequeña –o viceversa-; si es una imagen estática como una foto puedo ponerle movimiento como una película… -¡o viceversa!-.

 

Ejemplo Auditivo: podemos cambiar el volumen, la velocidad, el ritmo, el timbre…

 

¡Por increíble que parezca el cambio de las cualidades genera cambios poderosísimos! De hecho la PNL sostiene que es más poderoso el cambio con las cualidades que con el contenido.

Desde luego no decimos que esto sea fácil, pero es posible. Como tantas cosas, requiere cierto entrenamiento. Con la repetición vamos haciéndonos más hábiles y –lo que es más importante- nos vamos conociendo más a nosotros mismos, descubriendo qué modificación interna nos resulta más efectiva para generar el cambio de conducta que deseamos.

Sólo es cuestión de probar.